COMENTANDO "NIÑOS DEL HOMBRE"

Hay películas que pasan prácticamente desapercibidas por las salas, y a medida que va pasando el tiempo y cuando ya están disponibles para el arriendo o la compra nos damos cuenta de lo que nos perdimos de ver frente a la pantalla grande.

Para mí este es el caso de la película "Niños del Hombre", titulada originalmente como "Children of men", que muestra una historia futurista apocalíptica a través de una ciencia ficción tratada de forma tan magistral como alguna vez vimos en obras como "Blade Runner". Efectivamente la película provoca en el espectador un efecto muy parecido al producido por la cinta protagonizada por Harrison Ford hace más de dos décadas, donde se proyectan hechos de la actualidad hacia un futuro posible donde las personas hemos llegado a un individualismo extremo pero que aun se ve interrumpido por los sentimientos más profundos de nuestra humanidad.

Esta cinta en particular muestra un futuro no muy lejano donde se cuentan pocos más de 18 años sin el nacimiento de ningún ser humano en todo el planeta, esto ha llevado a una crisis mundial donde quedan muy pocos lugares donde se puede vivir una tranquilidad muy frágil y resguardada la presencia de militares. Londres es uno de estos lugares, ciudad donde vive el protagonista de esta cinta representado por Clive Owen ("Sin City"), quien es contactado por su ex esposa representada por Julianne Moore ("Hannibal"), actualmente activista en oposición del poder que gobierna, para que le ayude a trasladar a una joven embarazada y que por ende representa un hecho que podría cambiar el curso de la humanidad, y del cual distintas personas buscarán beneficiarse.


El director del film es el mexicano Alfonso Cuarón ("Grandes Esperanzas"), quien hace honor a una fotografía lúgubre y oscura pero tremendamente realista y envolvente visualmente. Destaca además como películas ambientadas en un Londres apocalíptico logran una realidad impactante, lo cual ya hemos visto anteriormente en películas como "Exterminio" ("28 days after"). Quizás la vida de una ciudad que tiene en su historia destrucciones y resurgimiento tras las cenizas y los escombros puede de alguna forma transmitir esa realidad a complementado por el ojo de directores talentosos. Muchas veces hemos visto a Nueva York, Los Ángeles y Washington semi destruidos, pero claramente los efectos, por muy modernos y reales no han logrado cautivar al espectador de la forma como lo ha hecho la capital de Inglaterra.