A pesar de estar basada en un libro “para niños” y ser una película de animación, la historia de “Coraline” es bastante oscura. Su protagonista, Coraline Jones, es una niña que se lleva mal con sus padres, quienes pasan todo el día trabajando y apenas le prestan atención. Un día, Coraline descubre una puerta secreta en su nueva casa que la transporta a un mundo igual al suyo pero muy diferente: allí, sus padres la miman y dedican todo su tiempo a entretenerla y darle todo lo que pida. Incluso sus aburridos y decadentes vecinos (un par de ancianas voluptuosas y un entrenador de ratones de circo) se han convertido en seres llenos de energía que la deleitan con sus impresionantes espectáculos. Lo único raro de todo esto, es que en este mundo todos tienen botones en vez de ojos. A este macabro detalle poco a poco se le van sumando otros toques extraños e inquietantes, haciendo que lo que en un principio era la fantasía de cada niño se vaya volviendo cada vez más siniestro. Cuando Coraline se da cuenta de lo que sucede, es muy tarde: ya no puede ir y venir entre este mundo y el real como antes. Con la ayuda de un sabio gato callejero (el único personaje que viaja entre los mundos como ella), Coraline debe ocupar todo su ingenio para salir de la mortal trampa en la que se ha metido.
Al ver “Coraline”, al espectador le pasa algo bastante parecido a la experiencia de su protagonista: uno jura que se encuentra ante una película infantil completamente normal, al más puro estilo Dreamworks (una impresión que en parte se debe a los engañosos trailers), pero desde el comienzo hay detalles extraños e inquietantes que, al igual que los botones en los ojos de los protagonistas, sugieren que algo raro está pasando. Sin duda gran parte de esta atmósfera se debe al estilo de animación, que de cierta forma constituye un engaño más en sí mismo: la mayoría de la gente va a asumir que se trata de animación 3D, cuando en realidad todo está hecho con muñecos y cuidadosamente fotografiado utilizando la técnica de stop-motion. Esto le da un ritmo distinto a las imágenes, una fluidez más pausada pero más orgánica que aporta a la atmósfera de extrañeza de la historia. Pero incluso estando consciente de esto, a veces a uno se le olvida que nada es digital por la espectacularidad de las imágenes (lo que quizás le juega en contra a la película, ya que no se aprecia el esfuerzo como debería).
El reparto original incluye a Dakota Fanning (“La Guerra de los Mundos”) como Coraline y a Teri Hatcher (protagonista de “Desperate Housewives” y “Lois & Clark: Las Nuevas Aventuras de Superman”) como la madre antigua y “la otra madre”. Sin embargo, el doblaje al español no se queda atrás en cuanto a talento. Destaca el actor encargado de darle voz al padre de Coraline, quien con gran versatilidad logra expresar apatía (cuando ignora a su hija, pegado en el computador), entusiasmo (en su rol de “el otro padre”), miedo, y hasta ternura.
El hombre detrás de todo lo anterior es el director Henry Selick, responsable también de “El Extraño Mundo de Jack” (a pesar de que su amigo Tim Burton se llevó la mayoría del crédito). Este es un precedente importante que ayuda a entender por donde va a esta película. Leyendo otros comentarios de “Coraline” en Internet, me encuentro con que fueron muchos los padres que pensaron que este filme no era apropiado para sus hijos. Yo pienso que, así como existen películas que los niños deben ver acompañados por sus padres, hay otras que están hechas para que los niños las vean solos. Si bien hay momentos que algunos podrían considerar “fuertes”, les aseguro que estos van a escandalizar mucho más a los adultos que sus hijos. Incluso si a alguno le prohíben verla para evitarle pesadillas, esta es una de esas películas que los niños están destinados a encontrar por su cuenta de alguna forma u otra (como en su tiempo lo fueron “Time Bandits” o “Beetlejuice”).
Cuando a Neil Gaiman le preguntaron si “Coraline” podía ser vista por un niño de 5 años, este respondió que, más que depender de la edad, depende del niño. Y así es: hay algunos que se asustan con “Monsters Inc.”, mientras que otros se deleitan viendo “Chucky” a escondidas. Por su parte, Gaiman continúa metiendo las manos en la industria: los derechos de su último libro, “The Graveyard Book” (“El Libro del Cementerio”, sobre un huérfano que es criado por vampiros y fantasmas) fueron comprados a pocas semanas de que este saliera a la venta. Además se viene un regreso a sus raíces comiqueras: se dice que está escribiendo la adaptación al cine del superhéroe Marvel “Doctor Strange”, que será dirigida nada menos que por su amigo Guillermo del Toro (“El Laberinto del Fauno”, “Hellboy”).
Primero que todo ¡amo tus criticas! Son muy acertadas, y hace ya tiempo que soy seguidora...
ResponderEliminarCon respecto a la entrada, tienes razón en todo. Incluso a mi me causaba un poco de miedo, era inquietante... Recuerdo que en la sala habian un monton de niños pequeños, y la mitad de ellos lloraron en algún punto de la pelicula.
Me encanta este estilo, y la musica me dejó prendada.
¡Sigue asi!
¡un abrazo!
Muchas gracias querida amiga, tremenda motivación que disfrutes de esta página. Si te gustó "Coraline", te recomiendo que veas "James and the Giant Peach", otra cinta del mismo director Henry Selick, filmada también en Stop-Motion, aunque con algunas escenas en acción real. No es tan buena como "Coraline", pero si te gusta el estilo, seguro la disfrutarás.
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