COMENTANDO "REBOBINADOS"

La semana pasada por fin llegó a Chile “REBOBINADOS”, la última película del director Michel Gondry (“Eterno Resplandor de la Mente Sin Recuerdos”). El título original, “BE KIND REWIND”, vendría a ser el equivalente gringo de la frase “Por favor rebobinar” que se encontraba en las cintas VHS de los videoclubes. En realidad ese sería un mucho mejor título para esta película que “REBOBINADOS”, pero desafortunadamente Fuguet se los ganó (no se me ocurre otra explicación lógica para no haberlo ocupado).

La idea base de la película es bastante simple: el encargado de un videoclub que todavía ocupa cintas VHS se mete en aprietos cuando su amigo accidentalmente borra todas las cintas con magnetismo (las razones por las cuales el amigo está magnetizado son un poco más complicadas). Juntos comienzan a realizar improvisadas versiones caseras de las películas borradas, esperando que los clientes no se percaten de la diferencia. Por ejemplo:

Otros clásicos rehechos por estos dos amigos (interpretados por el rapero Mos Def y el “piérdete una” de Jack Black) son “Robocop”, “Conduciendo a Miss Daisy”, y “2001: Odisea del Espacio”. Como buen videoclub de barrio, los mega-estrenos no son muy recientes: la más nueva de las películas rehechas es “Rush Hour 2” con Jackie Chan.

Por lo simple y gracioso del concepto, uno podría pensar que esta se trata de una típica comedia de equivocaciones gringa (después de todo, Jack Black ha participado en al menos 300 de esas). Sin embargo, el tratamiento dado por Michel Gondry a la historia y los personajes la convierten en algo distinto. Gondry es famoso por su realista y a veces caótico estilo de dirección y su costumbre de realizar los efectos especiales en vivo, es decir, no mediante retoques digitales sino a través de ingeniosas técnicas semi-artesanales (como una versión de alto presupuesto de lo que hacen los protagonistas en la película).

Este mismo enfoque se aplica a la historia: sería fácil colgarle al guión clichés varios como un villano avaro que quiere demoler el videoclub, un interés romántico que se mete entre los dos amigos, y otros elementos necesarios para convertirla en una película “redonda”, pero Gondry no cae en eso. Todas esas cosas pasan, pero no de la forma en que uno se imagina. La película, así como su director, siempre busca la forma más rebuscada de contarnos la historia, y el esfuerzo adicional se nota.


El lado negativo de este tratamiento tan alternativo es que hay algunos aspectos de la película que no se aprovechan tanto como lo hubiera hecho un director más comercial. Por ejemplo, no hay muchos chistes sobre la precariedad del videoclub y el hecho de que todavía ocupen cintas VHS, sino que para los personajes esto es lo más normal del mundo. Gondry prefiere enfocarse en recrear el verdadero espíritu de un videoclub de barrio en vez de exagerar sus defectos, lo que hubiera sido más gracioso. Seguramente es por eso, y por la cantidad de tiempo que se ocupa en una historia paralela sobre un famoso músico de Jazz que (supuestamente) nació en este barrio, que a la película no le ha ido tan bien (al menos comparándola con otras del mismo género).

A pesar de su aparente fracaso comercial (por algo se demoró un año y medio en llegar a Chile), la influencia de “BE KIND REWIND” en su público es notable: es cosa de buscar en Youtube la palabra “sweded” -el término que ocupan los protagonistas para definir el proceso de rehacer una película famosa- para encontrarse con miles de ejemplos de gente que decidió hacer lo mismo. Aquí uno de los más notables:

Incluso existe una versión casera del trailer de esta misma película (re-hecha por el mismo Gondry, quien interpreta a todos los personajes). Para resumir, “BE KIND REWIND” es una película admirable por su técnica y muy recomendable si uno está dispuesto a dejar de lado las preconcepciones de cómo debería ser una comedia gringa. Si se la perdieron en el cine (al menos en la cadena Cinemark, solo estuvo en cartelera por una semana), no se preocupen; tengo la impresión de que esta es una de esas películas que pasan sin pena ni gloria por el cine pero terminan convirtiéndose en clásicos del cable (y de los videoclubes, si es que queda alguno).