COMENTANDO "TERMINATOR SALVATION"

No cabe duda que “Terminator 2” fue una película que marcó época. El director James Cameron tomó el concepto de la primera película y le dio un giro de tuerca genial: el villano se transformó en el héroe, la indefensa heroína se convirtió en una mujer dura y algo desquiciada, y el salvador profetizado desde el futuro resultó ser un cabro chico insoportable. La película batió records de taquilla, pero su impacto va más allá. Sus mejores momentos, sus mejores líneas, sus personajes y hasta su música se convirtieron en íconos de la cultura pop, de esos que sobreviven a través de las épocas en vez de desvanecerse. Su guión y la estructura de este son analizados y ocupados como ejemplo por algunos de los más prestigiosos guionistas del mundo (entre ellos Robert McKee, quien hace poco vino a nuestro país). Nada de mal para una simple película de acción.

Hay mucha gente que raya con Terminator 2. Al parecer, los encargados de “TERMINATOR SALVATION”, el director McG (“Charlie’s Angels” 1 y 2) y sus guionistas John D. Brancato y Michael Ferris (responsables de películas tan olvidables como “Catwoman”, “Primeval” y “Terminator 3”), se cuentan entre ellos. “TERMINATOR SALVATION” está llena de guiños visuales, de diálogo, y sonoros a su antecesora. Incluso la estructura del relato es parecida, aunque la historia en sí sea distinta: no falta la carrera cerca del comienzo, el acercamiento entre personajes a los 45 minutos, la pelea en una fábrica al final, etc. Se nota en casi todas las escenas que estos tipos se vieron Terminator 2 al menos 10 veces antes (o durante) el rodaje. Pero… ¿es buena tanta reverencia?

Yo opino que no. Al crear una película con el único propósito de hacerle homenaje a otra película (y de paso hacer plata, claro), automáticamente se ponen por debajo de la obra original. Eso evidencia una preocupante falta de ambición, además de ser precisamente lo contrario a lo que hizo James Cameron cuando tuvo el desafío de dirigir una secuela a la primera Terminator. ¿Se imaginan lo que pasaría si en vez de poner todo patas para arriba, Cameron hubiese decidido hacer más de lo mismo? Terminator 2 no sería el clásico que es, y las carreras de muchos de los involucrados probablemente no serían las mismas.


Otro problema con querer parecerse tanto a Terminator 2 es que las relaciones entre personajes se sienten forzadas, ya que intentan imitar a las de la película anterior sin mucha justificación. Por ejemplo, John Connor es un legendario mesías no porque haya hecho algo que le merezca este título (si lo hizo, nunca nos dijeron), sino simplemente porque ese dato es parte de la saga y todos lo sabemos. Las motivaciones de los personajes son bastante débiles, y los planes maestros tanto de los buenos como de los malos, tan brillantes según ellos, en el fondo no tienen mucho sentido. Parece que es mejor seguir la recomendación de Sarah Connor y simplemente no pensar mucho en todo esto. La saga de Terminator, incluso en sus mejores momentos, nunca se ha caracterizado mucho por su coherencia: la trama está construida en base a paradoja tras paradoja, las que se van complicando cada vez más con cada secuela (por lo mismo es casi necesario ignorar las menos logradas, “Terminator 3” y la serie “Sarah Connor Chronicles”).

En todo caso, la película no es tan terrible como puede sonar después de tanta queja. Ciertamente es lo mejor que he visto de este director y estos guionistas (no es que sea un gran halago, claro). Las actuaciones son mucho más creíbles que la trama y ayudan a tragarse algunos de los momentos más ilógicos. Pero lo mejor es sin duda la parte visual: el director de fotografía Shane Hurlbut y los encargados de la dirección de arte hacen un trabajo impresionante y digno de ser admirado en la pantalla grande. No solo logran capturar la estética de ese futuro apocalíptico que Cameron solamente sugirió, sino que también la expanden. Si tuviera que escoger entre quedarme con Christian Bale para la próxima parte y quedarme con el director de foto, ni lo pensaría: me quedo con este último. Por lo mismo, les recomiendo que si pretenden ver la película en algún punto de sus vidas, lo hagan en el cine. Es mucho más fácil olvidarse del cerebro y disfrutar una película con buena factura pero completamente redundante e innecesaria si uno está pegado al asiento, encandilado por las luces.

A juzgar por el final, tenemos Terminator para rato. Aunque no lo parezca, siguen habiendo partes de la historia sin explorar (no voy a decir cuales para no adelantar lo que pasa y no pasa en esta entrega). Ya que parece inevitable que se sigan haciendo más secuelas, veamos qué pasa y esperemos que en algún momento puedan volver a sorprendernos.